Los materiales aislantes se denominan así porque consiguen reducir la demanda energética de los edificios. Esta se ve afectada por el aislamiento, la cantidad de insolación que recibe, la inercia térmica, la ventilación natural y la iluminación.
Estos materiales se clasifican en función de su conductividad térmica, la resistencia y la transmitancia térmica. La conductividad mide la capacidad de conducción del calor, o lo que es lo mimos, cómo pasa el calor a través de los materiakes; la resistencia es la capacidad de los materiales para oponerse al flujo de calor; finalmente la transmitancia nos habla de la cantidad de energía que atraviesa un material por unidad de tiempo, o lo que es lo mismo, cuánto calor se pierde o se gana.
Con todo esto, los materiales aislantes pueden ser de origen sintético orgánico, de origen inorgánico o de origen natural orgánico. Los sintético orgánicos son los plásticos que provienen del petróleo como materia prima. Los de origen inorgánico se obtienen a partir de células vegetales o animales o bien están relacionados con el ámbito del carbón. Finalmente están los de origen natural orgánico, que provienen de compuestos animales o vegetales.
Clasificación de los materiales aislantes
Dejando a un lado el origen de estos materiales, otro criterio de clasificación es la forma, y ahí encontramos materiales en panel, a granel, inyectado, de rollo, proyectado e insuflado.
Por otra parte, hay que distinguir entre tipos de aislantes en función de su ubicación: para intervenciones en cubierta, en fachadas, en participaciones interiores horizontales o en participaciones interiores verticales y medianeras.
El listado de materiales aislantes es muy extenso. Algunos de los más conocidos son el poliestireno expandido, el poliestireno extruido, la perilta expandida, la lana de vidrio o la lana de roca. La elección de uno u otro dependerá del grado de aislamiento a conseguir y los requisitos energéticos.