Una de las dudas más frecuentes a la hora de abordar una reforma integral con servicio llave en mano es el tiempo que puede tardar en completarse. Esta modalidad de reforma, en la que una misma empresa se encarga de todo el proceso —desde el diseño y la planificación hasta la ejecución y entrega final— ofrece grandes ventajas en cuanto a organización, control de tiempos y reducción de imprevistos.
El tiempo estimado para una reforma integral con servicio llave en mano dependerá de varios factores: el tamaño del inmueble, el estado inicial, el alcance de la reforma y la complejidad de los trabajos a realizar. Por lo general, una reforma integral de una vivienda de entre 70 y 100 m² puede tardar entre 8 y 12 semanas. Este plazo incluye tanto la fase de diseño y permisos como la ejecución de la obra.
Uno de los principales beneficios de optar por una reforma integral con el servicio llave en mano es la coordinación eficiente de todos los gremios. Electricistas, fontaneros, albañiles y diseñadores trabajan bajo una misma dirección técnica, lo que permite evitar retrasos y solapamientos. Además, el cliente no tiene que ocuparse de la gestión diaria de la obra, ya que recibe información periódica y clara sobre los avances.
También es importante tener en cuenta que los plazos se pueden acortar si el proyecto está bien planificado desde el inicio, con materiales y decisiones definidas. En cambio, cambios sobre la marcha o problemas estructurales no previstos pueden alargar la duración del proyecto.
En definitiva, una reforma integral con servicio llave en mano no solo ahorra tiempo y complicaciones al cliente, sino que permite obtener resultados profesionales en un plazo razonable y con un alto nivel de satisfacción.







